16 de octubre de 2025 - Tiempo de lectura 7 min
La revolución digital de las Fuerzas Armadas: tecnología al servicio de la defensa
El proceso de transformación digital en las Fuerzas Armadas españolas no es una simple actualización tecnológica, sino que se trata de una revolución estratégica. Hoy no hay sector o aspecto de la sociedad y el mundo en el que vivimos que no esté siendo transformado por la digitalización de los procesos y, en términos de defensa, esto da lugar a un entorno caracterizado por amenazas híbridas, ciberataques y conflictos de alta intensidad. Con este escenario, la defensa nacional ha dejado de depender solo del armamento físico para
apoyarse en infraestructuras digitales, redes seguras e inteligencia artificial. Lo estamos viendo en conflictos recientes, en la misma Europa, donde el uso de drones o las comunicaciones vía satélite sobre el terreno físico conviven con ciberataques a instalaciones críticas, interferencias en los sistemas de navegación y desinformación.
Para enfrentarse a esas nuevas amenazas, España ha apostado por una digitalización soberana y por el fortalecimiento de su tejido tecnológico nacional a través del
Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa 2025. Con una inversión de más de 10.471 millones de euros, se busca garantizar su autonomía operativa y reforzar sus capacidades en comunicaciones, ciberseguridad y tecnología avanzada, a la altura de sus socios europeos y de la OTAN. Al mismo tiempo, se contempla y pone en valor la
implicación de la industria de telecomunicaciones y sus aportaciones a estas capacidades defensivas que, además, tendrán también utilidad en otras aplicaciones de uso civil.
Soberanía tecnológica: una estrategia digital con autonomía nacional
Dado su carácter estratégico, la digitalización de la defensa no puede depender de terceros países ni de infraestructuras externas, y por eso el Plan Nacional establece con claridad el principio de autonomía estratégica abierta, que promueve el desarrollo y la producción nacional de soluciones tecnológicas críticas, desde satélites y redes 5G hasta sistemas de ciberdefensa y computación cuántica.
Así, el Comité Nacional de Seguridad y Soberanía Tecnológica, creado dentro del Plan, coordina los esfuerzos de ministerios, empresas, universidades y centros tecnológicos para que España refuerce su posición en la cadena de valor europea más allá de las necesidades propias de las Fuerzas Armadas españolas. El objetivo es que nueve de cada diez euros invertidos se ejecuten dentro de la Unión Europea y ocho de cada diez en territorio español.
Esta soberanía tecnológica no es solo una cuestión de independencia industrial, sino una garantía de seguridad nacional, ya que el control del dato, la ciberseguridad y la resiliencia de las redes son pilares estratégicos que sustentan la defensa moderna.
La era de la conectividad: infraestructuras resilientes para misiones críticas
En la defensa del siglo XXI, la conectividad es tan importante como la potencia de fuego. Las operaciones militares requieren comunicaciones ininterrumpidas, seguras y adaptables incluso en entornos hostiles. La precisión en el dato, y su inviolabilidad, es esencial para el éxito de operaciones que, en muchos casos, serán llevadas a cabo por dispositivos autónomos o contra sistemas virtuales en la red.
El plan español destina más del 30% de su inversión al desarrollo de nuevas tecnologías de telecomunicación y ciberseguridad, con proyectos que incluyen la modernización de la RedSARA y la creación de redes satelitales y radio tácticas avanzadas. Estas infraestructuras de nueva generación permiten mantener la continuidad operativa incluso ante ataques o fallos del sistema, lo que convierte la resiliencia en un factor clave de supervivencia.
Empresas del sector, como Vodafone Empresas, colaboran en el diseño de infraestructuras críticas y redes seguras que permiten a las Fuerzas Armadas desplegar misiones con conectividad garantizada, tanto en el territorio nacional como en el extranjero. Garantizar las comunicaciones entre unidades o entre los efectivos desplegados y sus centros de mando, es tan esencial hoy en día como defender las infraestructuras esenciales del país. Se necesita una visión de la seguridad que vaya más allá de la perimetral y debe estar blindada ante ataques a sus sistemas operativos, bases de datos y todo tipo de aplicaciones ante los ataques.
Comunicaciones tácticas y estratégicas: el valor de las redes seguras 5G
En el ámbito de las comunicaciones tácticas, las redes 5G Stand Alone (SA) y las Mobile Private Networks (MPN) representan un salto cualitativo en la defensa digital. Su baja latencia, alta capacidad y seguridad avanzada permiten coordinar en tiempo real unidades terrestres, aéreas y marítimas, así como gestionar sistemas autónomos, sensores IoT o vehículos no tripulados.
Por ejemplo, Vodafone España ya desarrolla soluciones 5G privadas para entornos de alta seguridad, que se alinean con los proyectos del Ministerio de Defensa para dotar a las bases y centros operativos de redes 5G tácticas, con segmentación de red (network slicing) y control local de datos. Estas redes son esenciales para garantizar la comunicación en misiones críticas, incluso si las infraestructuras civiles se ven comprometidas. El resultado es una superioridad operativa que multiplica la capacidad de respuesta y reduce la vulnerabilidad ante interferencias o sabotajes digitales.
Ciberdefensa proactiva: blindando los sistemas de mando y control
La ciberseguridad ya no se entiende como una defensa pasiva, sino como un sistema dinámico de detección, respuesta y aprendizaje continuo. En este sentido, el Centro de Operaciones del Ciberespacio del Ministerio de Defensa (ESPDEF-CERT) se consolida como uno de los tres CERT de referencia nacional, junto con el CCN-CNI y el INCIBE.
El Plan Nacional destina cientos de millones de euros a reforzar las capacidades de ciberinteligencia, criptografía poscuántica e inteligencia artificial aplicada a la defensa. Los sistemas de mando y control integran ya algoritmos que analizan patrones de tráfico en red, identifican amenazas en tiempo real y despliegan contramedidas automáticas.
La seguridad proactiva en entornos de defensa requiere arquitecturas Zero Trust, análisis predictivo y gestión descentralizada de datos, pues el “campo de batalla” digital es hoy tan crítico como el físico.
Inteligencia en el terreno: el papel del IoT y el Edge Computing
Otras tecnologías, como Internet de las Cosas (IoT) y el Edge Computing, también están transformando el entorno militar y la forma en que se ejecutan las operaciones tácticas. Los sensores distribuidos en vehículos, aeronaves o uniformes transmiten datos biométricos y ambientales en tiempo real, lo que permite anticiparse a los riesgos y optimizar decisiones. Gracias a la integración con redes 5G privadas y nodos de procesamiento en el borde, las Fuerzas Armadas pueden actuar incluso sin conectividad con el centro de mando, procesando la información localmente y enviando solo los datos relevantes.
El Plan Nacional apoya esta estrategia con la creación de laboratorios IoT, inteligencia cuántica y centros de operaciones de red 5G (SOC 5G), impulsados por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales (SETID). Estas capacidades de análisis descentralizado proporcionan una mayor autonomía táctica y reducen la latencia en las operaciones críticas.
Inteligencia artificial: el cerebro detrás de la defensa inteligente
La inteligencia artificial (IA) constituye el núcleo de la defensa digital, aplicada al análisis de información de inteligencia, la logística, la vigilancia y la ciberseguridad. La IA permite convertir el volumen masivo de datos en decisiones rápidas y precisas, y es clave esencial para el desarrollo de vehículos y sistemas de armas autónomos sin cuyos algoritmos no serían posibles.
Por ello, también ocupa un lugar destacado en el Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, con más de 3.950 millones de euros en I+D+i, gran parte dedicados al desarrollo de IA, automatización avanzada y computación cuántica. Estos sistemas se integran con las redes 5G, el IoT y el Edge Computing para crear un ecosistema operativo interconectado en el que humanos y máquinas colaboran bajo una lógica predictiva y adaptativa.
La defensa inteligente no consiste solo en reaccionar ante las amenazas, sino también en anticiparse a ellas, por lo que el futuro pasa por una defensa cognitiva, capaz de aprender del entorno, simular escenarios y optimizar recursos en tiempo real.
La defensa moderna no se mide únicamente por la capacidad armamentística, sino también por la inteligencia, la resiliencia y la soberanía digital. España ha asumido este desafío con una estrategia nacional que combina innovación tecnológica, cooperación industrial y autonomía estratégica. En esta revolución digital, las alianzas público-privadas son la clave para mantener una defensa robusta, segura y preparada para las amenazas del siglo XXI. En este sentido, Vodafone Empresas está participando activamente con el Ministerio de Defensa en numerosos proyectos concretos que ponen a disposición de la defensa nacional su experiencia y capacidades técnicas.