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02 de octubre de 2025 - Tiempo de lectura 5 min

La huella hídrica bajo control: Cómo la digitalización impulsa la responsabilidad corporativa

Por Nerea Míguez

El agua es, sin duda, el recurso más crítico del siglo XXI. Según la ONU, para 2030 la demanda mundial de agua superará en un 40% la disponibilidad actual. En España, a las consecuencias de la crisis climática global se suman los efectos del aumento de la demanda de todo tipo de industrias en constante desarrollo, muy especialmente los sectores turístico y agropecuario. La sequía estructural y recurrente en nuestro país y la presión industrial sobre los ecosistemas acuáticos amenazan la sostenibilidad de sectores clave. En este contexto es evidente que las empresas no pueden permanecer al margen y que la gestión eficiente de la huella hídrica se ha convertido en una prioridad estratégica, no solo ambiental, sino también económica y reputacional. En estas líneas me gustaría compartir contigo mi visión sobre cómo la tecnología puede ser tu mejor aliada en la gestión responsable del ciclo del agua para tu empresa. 
La huella hídrica bajo control Cómo la digitalización impulsa la responsabilidad corporativa

La huella hídrica: un desafío urgente para tu empresa

Los datos indican que España se encuentra en un momento de inflexión hídrica, con reservas que fluctúan marcadamente entre cuencas, sequías frecuentes y una creciente presión sobre empresas y ciudadanos para adaptarse. 

Desde mi punto de vista, dada la situación actual, la digitalización no es una opción de futuro, sino una herramienta inmediata que permite controlar la - huella hídrica, reducir costes y riesgos, y cumplir con los compromisos de sostenibilidad establecidos tanto por la legislación como por la sociedad.

Para una empresa la responsabilidad de gestionar la huella hídrica no es una opción, pero la buena noticia es que también significa una oportunidad de demostrar un compromiso real con la sostenibilidad. Para ello, quienes apuesten decididamente por la monitorización inteligente del agua, el análisis de los datos y la toma de decisiones informadas estarán mejor preparados para liderar en una época en la que gestionar bien el agua será tan estratégico como lo es hoy gestionar la energía. 

Digitalización: la herramienta clave para medir y reducir tu consumo de agua

Tendemos a asociar el concepto de digitalización al tercer sector, cuando en realidad, la mayor revolución la estamos viviendo en los sectores primarios. Es ahí donde la tecnología está cambiando radicalmente algunos modelos que hasta ahora se consideraban inamovibles. La gran disrupción llega de la capacidad de recabar y analizar infinidad de datos, en tiempo real e in situ, para la toma de decisiones informadas como nunca antes se pudo imaginar. 

Hoy, la digitalización ofrece una nueva forma de trabajar con sensores conectados, contadores inteligentes y plataformas en la nube que permiten conocer el consumo de agua al instante, detectar fugas en tiempo real y anticipar problemas antes de que se conviertan en pérdidas. 

La clave está en que la tecnología convierte un recurso invisible en un dato tangible, fácil de gestionar y, sobre todo, de mejorar.

Más que un dato: cómo la analítica hídrica optimiza tus procesos

La primera condición para mejorar es medir, pero un número en una hoja de cálculo sirve de poco si no se transforma en decisiones. La analítica hídrica permite ir más allá al identificar patrones de consumo, descubrir ineficiencias y optimizar procesos. 

Se trata de pasar de “consumimos tanta agua” a “sabemos por qué, cuándo y cómo la consumimos, y qué podemos hacer para reducirlo”. Este cambio de perspectiva es lo que diferencia a las empresas que gestionan el agua como un coste de aquellas que lo entienden como un activo estratégico.

Las herramientas digitales ofrecen una visibilidad en tiempo real del uso del agua, mientras que los sistemas manuales solo capturan una parte del escenario real. Por ejemplo, las soluciones IoT aplicadas al ciclo del agua (contadores inteligentes, sensores, telelectura) incrementan la fiabilidad del dato, reducen los errores de medición y permiten intervenciones - inmediatas. Además, las tecnologías NB-IoT o las redes 5G facilitan la transmisión de datos en zonas remotas, lo que es clave en cuencas o territorios donde las infraestructuras están dispersas y permiten que esas lecturas o monitorizaciones se produzcan cada hora, en lugar de cada dos meses como suele ser habitual. El cambio es abismal.

La responsabilidad corporativa impulsada por la tecnología

No importa el sector en el que trabajemos, la sociedad nos exige coherencia. No basta con proclamar valores sostenibles, hay que demostrar con hechos cómo cuidamos los recursos compartidos. Incorporar la digitalización en la gestión hídrica refuerza la credibilidad de cualquier estrategia de responsabilidad corporativa. La digitalización de la gestión hídrica refuerza el compromiso ESG (Ambiental, Social y Gobernanza) con todos los grupos de interés. Medir, reducir y comunicar de forma transparente la huella hídrica refuerza la credibilidad ante inversores, clientes y entidades reguladoras. Lo que antes era un gasto de explotación ahora se convierte en una ventaja competitiva. La eficiencia hídrica ya no solo se traduce en ahorro de agua, sino en ahorro de costes, reducción de riesgos y mejora reputacional. En pocas palabras, la sostenibilidad deja de ser un discurso abstracto para convertirse en un compromiso verificable. 

De la gestión manual a la monitorización inteligente de tu huella hídrica

Hasta hace poco, muchas empresas sólo medían consumos puntuales, facturas de agua o realizaban auditorías esporádicas. Hoy el paradigma cambia: redes de sensores IoT, contadores inteligentes, tecnologías como NB-IoT o 5G, plataformas en la nube, dashboards en tiempo real, alertas automáticas, simulaciones de demanda, etc. Toda una pléyade de soluciones tecnológicas que no solo mejoran la precisión, sino que permiten que la gestión hídrica sea: 

  • Proactiva: anticipar crisis de suministro, optimizar en función de la variabilidad climática;
  • Integrada: contemplando todo el ciclo del agua, desde la captación, el tratamiento, el uso y la reutilización;
  • Escalable: aplicable tanto en grandes plantas industriales como en miles de pequeñas instalaciones o puntos de consumo;
  • Sostenible: reduciendo residuos, emisiones asociadas al tratamiento y transporte, y minimizando la extracción de agua de cuencas vulnerables. 
El salto es enorme: se pasa de anotar consumos en papel o revisar facturas una vez al mes, a disponer de un panel en tiempo real que muestra cada incidencia detectada, cada ahorro conseguido, etc., y que permite saber - exactamente a dónde va cada gota de agua. Por cierto, uno de los consumos más importantes que debemos medir es precisamente el de las aguas no registradas (ANR), aquellas que se pierden en algún lugar del ciclo sin ser aprovechadas. Éstas representan cerca del 26% del total de agua consumida en España, debido a fugas, roturas y fraudes. La digitalización podría evitar ese despilfarro. 

Y es aquí cuando quería retomar la idea principal de esta reflexión sobre la responsabilidad social corporativa, ya que cuando hablamos de ahorro de recursos no lo hacemos solo en términos económicos, sino naturales y esenciales para la vida. Cada gota cuenta, y es preciso mentalizarnos de que la sostenibilidad de cualquier negocio no es posible sin la sostenibilidad del planeta. Sin agua no hay futuro.

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