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13 de septiembre de 2024 - Tiempo de lectura 5 min

Transformación digital de empresas en el sector público. Claves para una vuelta a la rutina

Según el último informe del Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) de la Comisión Europea, que evalúa el rendimiento digital de los países en cuatro áreas clave (capital humano, conectividad, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales), España ocupa la séptima posición entre los 27 Estados miembro.

De hecho, España se sitúa por encima de la media europea en la digitalización de los servicios públicos. Esto incluye la disponibilidad y el uso de servicios gubernamentales en línea, lo que facilita la interacción entre los ciudadanos y el gobierno. Por tanto, si nos comparamos con otros países, España se encuentra por delante de grandes economías como Alemania, Francia e Italia en términos de digitalización, aunque por detrás de Finlandia, Dinamarca y Países Bajos, que continúan liderando en la adopción y uso de tecnologías digitales.

A ello contribuye, sin duda, que el nuestro es uno de los países líderes en conectividad, ocupando el tercer puesto en la UE: destacamos en la cobertura de red fija de muy alta capacidad, con un 94% en comparación con el 70% de la media europea. Esta buena conectividad facilita que tanto el sector público y privado adopten cada vez más tecnologías digitales para mejorar su eficiencia y competitividad.

Además, España también tiene casos de éxito en esta transformación digital. Por ejemplo, la implementación del sistema Cl@ve ha facilitado el acceso a los servicios públicos digitales y permite a los ciudadanos identificarse electrónicamente y realizar trámites de manera segura y eficiente. Más recientemente, Carpeta Ciudadana (donde se reúnen muchos de los trámites y documentos necesarios en nuestra relación con la administración) también ha cosechado muchas alabanzas.


España Digital 2026

Aunque queda mucho camino por recorrer, lo cierto es que la administración pública en España tiene un buen nivel de transformación digital. La agenda España Digital 2026 es clave para este desempeño, así como el Plan de Digitalización de las Administraciones Públicas.

Esta política, impulsada por el gobierno, quiere aprovechar las nuevas tecnologías para lograr un crecimiento económico sostenido, mejorar la productividad y contribuir a la cohesión social y territorial.

La transformación digital del sector público en España es un proceso continuo que busca modernizar y adaptar las administraciones públicas a las necesidades del siglo XXI, mejorando la calidad de vida de los ciudadanos y la competitividad del país.

Para ello, y más allá de promover que toda la población, independientemente de su lugar de residencia, tenga una conectividad digital adecuada (el objetivo es que el 100% de la población tenga cobertura de 100 Mbps en 2025), uno de los ejes prioritarios afecta, precisamente, a la digitalización de las Administraciones Públicas, incluyendo sectores tan tradicionales como la justicia.

El reto es ambicioso, puesto que, a finales del año que viene, el reto es que se pueda acceder, a través del móvil, a la mitad de los servicios que ofrecen los organismos públicos. Además, se persigue que la prestación de dichos servicios se pueda hacer (gracias precisamente a las tecnologías) de manera más personalizada a cada ciudadano.

En este punto, cabe señalar que, con el fin de no dejar a nadie atrás y que esta digitalización no suponga la creación de nuevas brechas, el gobierno también ha contemplado un paquete de ayudas a la formación y adquisición de competencias digitales, tanto por parte de las empresas como de los ciudadanos.

Retos por solucionar

Transformar los grandes sistemas en los que se basa la prestación de servicios públicos no es algo sencillo.

Muchos de ellos aún confían en lo que se conoce como mainframes, aquellos primeros grandes servidores capaces de almacenar y gestionar grandes volúmenes de información. Traspasar todos estos datos a nuevos entornos tecnológicos no siempre es fácil, puesto que hay que garantizar la interoperabilidad de los sistemas (los sistemas digitales deben ser capaces de comunicarse entre sí, permitiendo un flujo de información eficiente entre diferentes departamentos y agencias gubernamentales) y la migración debe hacerse sin que en ningún momento se produzca una paralización de los servicios prestados. La digitalización debe centrarse en crear plataformas accesibles y fáciles de usar para todos los ciudadanos, independientemente de su nivel de habilidad tecnológica.

Además, hay que tener en cuenta que la edad media de los empleados públicos en la Administración General del Estado (AGE) era de 51,63 años en 2020 y que el 46% de los empleados públicos españoles tienen 55 años. Sin duda, es esencial que los empleados públicos reciban la formación necesaria para adaptarse a las nuevas tecnologías y procesos digitales.

Por último, y no por ello menos importante, debido al tipo de datos que manejan las administraciones públicas, toda esta digitalización debe hacerse con las máximas garantías de seguridad, privacidad y confidencialidad de la información.

En todo este camino, la colaboración público-privada se ha convertido también en un motor importante para culminar todos estos procesos.

Espejos en los que mirarse

Aunque como decíamos al principio España puede sacar pecho de la digitalización de sus servicios públicos, también hay puntos de mejora y, por tanto, espejos en los que mirarse.

Uno de estos ejemplos es Estonia, todo un referente en transformación digital. Su sistema de e-Residency permite a cualquier persona en el mundo abrir y gestionar una empresa en Estonia de forma completamente digital. Además, el 99% de los servicios públicos están disponibles en línea.

Para la implantación de este servicio digital, antes incluso de que estuviera disponible de manera transfronteriza, el gobierno visitó a todos sus ciudadanos para explicarles, uno por uno, en qué consistía y cómo se usaba esta identidad digital. Con 1,4 millones de habitantes, la gesta no parece comparable a la que habría que hacer si España, por ejemplo, quisiera copiar este modelo.

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