18 de septiembre de 2017 - Tiempo de lectura 3 min
Realidad virtual y experiencias inmersivas que revolucionan el marketing
Por Editorial Vodafone Business
El rol de la Realidad Virtual en términos de marketing viene determinada por una evidencia: estamos sometidos a infinidad de estímulos audiovisuales. Se calcula que cada día recibimos una media de 3.000 impactos publicitarios, lo que supone más de un millón al año. No son solamente anuncios que vemos en televisión, sino también aquellos que de algún modo “salen al encuentro” del consumidor: cartelería exterior, banners online, emailings…
Con la intención de generar recuerdo de marca ante esta sobreexposición, cada vez más acciones de marketing se orientan a alcanzar un componente experiencial. El llamado marketing sensorial no es nuevo, y lleva tiempo utilizándose especialmente en puntos de venta. Por ejemplo, tiendas de ropa como Abercrombie juegan con la música, los puntos de luz o incluso los dependientes para crear ambientes que recuerdan a los de una discoteca. Las panaderías de toda la vida se han ayudado de ese aroma a pan recién hecho para atraer clientes y las tiendas de cosmética a menudo utilizan perfumes.
No obstante, algunas de las experiencias que están potenciando las nuevas tecnologías superan estas fronteras y permiten vivir situaciones realmente disruptivas e impactantes. Se trata de “experiencias inmersivas” en las que los consumidores perciben de primera mano qué propone u ofrece la marca, lo que provoca un efecto recuerdo que se extiende durante mucho más tiempo.
Realidad virtual: la delgada línea entre el videojuego y el marketing
A través de un dispositivo de realidad virtual y a menudo con sistemas de sonido envolvente, el usuario “se introduce” en una realidad nueva, como si se tratase del protagonista de un videojuego en primera persona. Esta tecnología se ha democratizado gracias a la evolución de los videojuegos y los Smartphones. Si bien en su día estaba reservada a las pioneras Oculus Rift, hoy hay más dispositivos como las ZEISS VR ONE o las VR de Sony, o incluso inventos más rudimentarios que permiten construir realidad virtual solo con un Smartphone y una caja de cartón. De hecho, este año el Parque Warner de Madrid ha relanzado una de sus atracciones incorporando esta tecnología, convirtiéndose en la primera montaña rusa en España con realidad virtual. Los viajeros hacen el trayecto con un Smartphone que hace las veces de gafas, a través de las que se ve una realidad totalmente diferente, aportando una experiencia novedosa al usuario. En el mundo de las instituciones públicas, la Dirección General de Tráfico ha protagonizado recientemente una acción exitosa de realidad virtual. Consiste en ponerte en la piel de un conductor que comete infracciones de tráfico e incluso experimentar un accidente. Esto traslada una experiencia dura e impactante que genera un recuerdo difícil de borrar. Las posibilidades de la realidad virtual van más allá de captar la atención. Puede ser también una exitosa técnica de venta directa. Por ejemplo, en el sector inmobiliario, es una manera sencilla y rápida de enseñar inmuebles a los interesados en comprar, por ejemplo, una casa; ahorrando desplazamientos, tiempos y, lo más relevante, costes. También en el sector del automóvil algunas firmas han empezado a utilizar estas técnicas, tanto online como offline, para mostrar los vehículos con todo lujo de detalles.
Otras experiencias inmersivas
No todas las experiencias inmersivas se basan en la realidad virtual. A modo inspirador, algunos ejemplos utilizan otros sentidos para generar una sensación envolvente. Un ejemplo es la genial campaña de lanzamiento de la última película de Cazafantasmas: una mañana cualquiera, en una parada de metro cualquiera, se oye sólo el sonido de un metro “fantasma”… Vídeo:
En ferias y eventos: Las ferias y eventos presenciales brindan la oportunidad de generar un córner dedicado a la realidad virtual. Creando un video 360º se puede mostrar un producto de forma interactiva y llamativa, mucho más que a través de flyers o cartelería. Los vídeos 360º, aunque más caros que los tradicionales, también son ahora más económicos que hace unos años. Otra opción algo más costosa pero que permite abrir muchas más posibilidades son las animaciones por ordenador, como si de un videojuego se tratase. Cuando la experiencia está asociada a tu producto: Por muy disruptiva que sea la realidad virtual, no es fácil que encaje con cualquier producto o servicio. No tiene sentido crear una experiencia cualquiera. Es necesario que tenga alguna relación con la marca, sus valores o los atributos del producto. Cuando encaja con tu target: Quizás no a todo el mundo le guste o le apetezca ponerse unas gafas de realidad virtual. Si tu potencial cliente es conservador, tal vez no sea la técnica más adecuada o debas rebajar lo impactante de la experiencia.
Nuestro objetivo es construir una sociedad centrada en el progreso socioeconómico. Creemos que la tecnología y la conectividad pueden ayudar a mejorar la vida de millones de personas y empresas. Tenemos el compromiso de hacerlo reduciendo nuestro impacto ambiental y construyendo una sociedad digital inclusiva que respeta nuestro planeta.
Existen pocos sectores que gestionen negocios B2C y que no dependan, en mayor o menor medida, de su presencia en internet, donde el grueso de las transacciones se lleva a cabo a través de sus páginas web o aplicaciones. En algunos, como el e-commerce o los hoteles, esta presencia digital es vital. Los usuarios ya se han acostumbrado a utilizar este canal, en cualquier momento y lugar, sin esperas. Las redes, como la fibra o 5G, son cada vez más rápidas y potentes, pero existen otros factores que pueden ralentizar y arruinar la experiencia de usuario o, en el peor de los casos, sufrir una caída que colapse tus sistemas. Afortunadamente, existen soluciones para evitar ese riesgo.s pacientes antes de que lleguen al hospital.
Cambiar de un servidor propio a servicios cloud es una decisión tecnológica, pero sobre todo es una decisión estratégica. Supone reducir riesgos, escalar fácilmente, ahorrar costes, mejorar la productividad y acceder a tecnologías punteras. Cualquiera con un mínimo de estructura empresarial tiene ya un servidor, con toda probabilidad de acceso remoto y, si son precavidos, a través de VPN. El siguiente paso es adoptar la nube y las empresas que lo entiendan y actúen hoy estarán mejor posicionadas para liderar el mercado mañana.
A partir del 1 de enero de 2026 todos los conductores deberán llevar en sus coches la nueva baliza de señalización de emergencias que sustituye a los actuales triángulos. Si a nivel particular la mayoría lo dejará para el último momento, para las empresas no es algo que pueda improvisarse y exige una toma de decisiones acorde con la responsabilidad tanto del pequeño transportista como de las grandes empresas que gestionan flotas. Más allá de entenderlo como una nueva exigencia, la transición hacia las balizas V16 conectadas debe representar para los profesionales un paso hacia un trabajo en movilidad más segura y eficiente. Para las flotas empresariales, no se trata solo de cumplir con una normativa, sino de liderar con responsabilidad e innovación. Porque, detrás de lo que parece un simple accesorio, hay mucho más que debe tenerse en cuenta.
La protección de la información debe ser una prioridad absoluta para las administraciones públicas. A medida que aumentan los procesos y servicios digitalizados que se proporcionan a los ciudadanos, también lo hace la exposición a sufrir ciberataques.
La protección de la información no solo implica defenderse de ataques externos, sino también establecer protocolos internos robustos que minimicen riesgos y garanticen la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los datos. En este contexto, el Esquema Nacional de Seguridad (ENS) es una pieza fundamental, de obligado cumplimiento, para que las administraciones tengan una eficiente protección de datos.
Una Norma ISO es un estándar internacional desarrollado y publicado por la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés). Estas normas establecen requisitos, especificaciones, directrices o características que se deben seguir para asegurar que productos, servicios y procesos sean seguros, de calidad y eficientes. Aunque las normas ISO son voluntarias en la mayoría de los casos, puede ser una exigencia expresa en determinados contratos con grandes empresas, en sectores como la banca, sanidad o energía, o con la Administración Pública. Es el caso de algunas normativas nacionales de protección de datos o ciberseguridad, que exigen ciertos estándares técnicos, como por ejemplo la ISO 27001 que garantiza la confidencialidad, integridad y seguridad de la información de la empresa. Lo que está claro es que, contar con este tipo de certificación, es una garantía de seguridad para tu negocio u organización y hablará muy bien de ti cuando optes a nuevos clientes o colaboraciones. Si estás pensando en certificarte ISO, una de las maneras más fáciles de conseguirlo es contratando una consultoría especializada.
Los robots ya están a nuestro lado cada día, tanto en casa como en el trabajo. Entendemos por robot una herramienta, ya sea corpórea, o en forma de una voz o un texto que nos responde, con el que interactuamos para realizar tareas conjuntas. Puede ser un chatbot que nos responde al teléfono, un asistente de voz o una compleja maquinaria industrial que acepta comandos de voz. Que cumplan con su cometido de forma rápida, eficaz o segura depende de que nos entiendan. Pero el lenguaje humano es complejo y no siempre cumple estrictamente con las normas de sintaxis, gramática o pronunciación. ¿Podrán los robots captar los matices de una conversación con humanos y "leer entre líneas" lo que realmente se está queriendo decir?
Uno de los pilares de la digitalización de los negocios y los servicios públicos es la denominada nube, o cloud computing que permite acceder a los datos desde cualquier lugar. Algo tan habitual hoy en día como enviar esos datos a la red y recuperarlos después, como hace el correo electrónico, ha evolucionado hasta niveles de funcionalidad tales que permiten la existencia de todo un ecosistema de dispositivos y sensores conectados a Internet de las Cosas, o que esos dispositivos no requieran de un procesador porque toda la computación se realiza en la nube.
Esta transformación radica en la forma en que las empresas almacenan, procesan y analizan datos implica así un aumento exponencial de dispositivos conectados, aplicaciones en tiempo real y demandas de baja latencia, lo que nos permite entender la propia red casi como un dispositivo sin una clara frontera entre los procesos. Eso sería, en pocas palabras, lo que se denomina Edge Computing y que será cada vez más habitual gracias a las características de la red 5G.
La ciberseguridad ya no es una opción y, como todos los expertos alertan, existen dos tipos de empresas: las que han sufrido un ataque y las que lo van a sufrir, o no se han enterado de que lo han tenido. No importa nuestro tamaño o actividad, ya que en muchas ocasiones los ataques se producen como puente a presas mayores. Por eso, contar con una estrategia de detección y respuesta en tiempo real, apoyada por un servicio MDR y tecnologías avanzadas, es esencial para proteger tu empresa hoy mismo. No se trata solo de prevenir, sino de estar preparados para adaptarse y resistir. Porque en ciberseguridad, la mejor defensa es una buena anticipación.
De hecho, la ciberseguridad no puede ser una reacción, sino que debe ser una estrategia proactiva que esté integrada en todo el modelo de negocio, si queremos conservarlo. Además, las amenazas evolucionan constantemente, y los ciberdelincuentes emplean cada vez técnicas más sofisticadas que requieren una vigilancia y actualización de nuestras defensas también continua.
Las empresas se enfrentan de forma creciente a una avalancha de riesgos y de ciberataques que merman su productividad y competitividad. Ante este panorama, y con el objetivo de fortalecer la resiliencia digital, la Unión Europea desarrolló la Directiva NIS2 que entró en vigor el 16 de enero de 2023.
Esta norma sustituye a la Directiva NIS original de 2016 y supone una ampliación del marco regulatorio existente. Su objetivo es ampliar el número de empresas que tienen que cumplir la normativa y establecer requisitos más estrictos y claros para la gestión de los riesgos de ciberseguridad.
España se encuentra ante un punto de inflexión en la gestión del agua. A la presión creciente del cambio climático, las sequías recurrentes y el envejecimiento de las infraestructuras, se suma ahora una oportunidad histórica: el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del Ciclo del Agua. Con más de 3.000 millones de euros movilizados, el PERTE ofrece el impulso necesario para digitalizar de forma integral el sector hídrico. Y en el centro de esta transformación se encuentra una tecnología que ya está revolucionando otros sectores: el Internet de las Cosas (IoT).
Los datos hablan por sí solos: un cuarto de las tuberías en España tiene más de 40 años y apenas un 17% ha sido renovado en la última década. Este envejecimiento conlleva fugas, roturas y averías que suponen pérdidas diarias de hasta 38 litros por habitante. En total, más de 695.000 millones de litros de agua se pierden al año, según el INE. Y cada gota cuenta. En paralelo, muchas redes urbanas siguen gestionándose con sistemas analógicos, lo que dificulta una respuesta ágil y basada en datos.
No se trata solo de evitar el despilfarro. La gestión deficiente del agua conlleva costes operativos elevados, sobrecarga energética y una menor resiliencia ante sequías, olas de calor o episodios extremos. Ante este panorama, la digitalización del ciclo del agua ya no es solo una opción: es una necesidad estratégica.
La tecnología háptica, o la capacidad de sentir y tocar en el mundo digital, ha dado un gran paso adelante gracias a un innovador desarrollo en el campo de la realidad virtual (VR) y aumentada (AR). Un equipo de investigación liderado por el profesor Park Jang-Ung del Instituto de Ciencias Básicas (IBS) ha desarrollado una tecnología que promete sensaciones táctiles uniformes y precisas en pantallas transparentes, algo que podría revolucionar la interacción entre los usuarios y los dispositivos inteligentes.
El IoT se ha convertido en una herramienta concreta y rentable que automatiza y realiza procesos a distancia, más allá del mero dispositivo conectado, y transforma datos en conocimiento, ayudando así a la toma de decisiones estratégicas. Las empresas que apuesten por soluciones de análisis IoT no solo mejorarán su eficiencia y rentabilidad, sino que estarán mejor preparadas para anticiparse al futuro y adaptarse a un mercado cada vez más competitivo y digital.
Los datos son, hoy más que nunca, el activo más valioso de cualquier organización. Pero su verdadero poder radica en la capacidad de convertirlos en conocimiento útil para tomar decisiones ágiles, reducir costes y anticiparse al cambio. El Internet de las Cosas y sus soluciones de análisis de datos son la clave para lograrlo. Si aún no has comenzado a utilizar IoT o quieres saber cuál será el siguiente paso, sigue leyendo.
La eficiencia empresarial hoy no se mide solo por la reducción de costes, sino por la capacidad de adaptarse, innovar y escalar rápidamente. Integrar soluciones SaaS en entornos de nube flexible permite a las organizaciones combinar lo mejor del software moderno con infraestructuras tecnológicas altamente adaptables. Para las empresas que desean mantenerse competitivas y preparadas para el futuro, esta combinación no es una opción: es una necesidad estratégica.
De esta forma, los modelos SaaS (Software as a Service) dentro de entornos de nube flexibles, se han consolidado como una estrategia clave para mejorar la eficiencia operativa. Este artículo explora distintos modelos como la Cloud Privada, la Cloud Pública y los servicios profesionales que se acompañan para aplicarlos en el día a día de forma personalizada.