La tecnología como motor de empleo, competitividad e internacionalización para las Pyme en España
Aunque España cuenta con excelentes ejemplos de empresas multinacionales que nos representan por todo el mundo y lideran sus sectores —no citaré ninguna por ser de sobra conocidas— estás solo representan el 0,089% del tejido productivo español. Si seguimos con el análisis estructural de dicho tejido es evidente el altísimo peso de las pequeñas y medianas empresas que junto con las microempresas suponen más del 90%. Y para mí este es el verdadero reto para la economía nacional, ya que limita tanto la capacidad de crecimiento como nuestra competitividad cómo país en un mercado cada vez más globalizado. Tan innegable es el paradigma que afirma que cuanto más pequeña es una empresa más difícil es crecer por la falta de recursos, cómo aquel que sostiene que el margen de mejora de estas empresas es infinito una vez que consiguen alcanzar el punto de la estabilidad financiera.
Para que todas esas miles de pequeñas empresas puedan competir y crecer tienen que asumir la tecnología cómo facilitador. La tecnología debe ser el medio que ayude a impulsar su desarrollo, a expandirse y a transformarse para llegar a convertirse en un motor de creación de empleo tan necesario para España, mejorando su competitividad y que les permita acceder a las oportunidades de internacionalización que ofrece un mercado cada vez más global cómo el actual.
Permítanme extenderme un poco más en estos tres objetivos globales y en cómo puede alcanzarlos cualquier pequeña empresa de este país a través de la tecnología.