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16 de septiembre de 2024 - Tiempo de lectura 4 min

Fin de las vacaciones: claves para volver al trabajo lo mejor posible

Todo lo bueno se acaba. También las vacaciones. Pero la vuelta a la rutina no tiene por qué ser tan traumática como muchas veces se pinta.


Un poco de organización

Aunque muchos emprendedores se definen por su espíritu aventurero, todo gestor de un negocio sabe que la planificación es siempre una buena
consejera.

Por eso mismo, la vuelta a la rutina puede ser más llevadera si la planificamos previamente, lo que nos permitirá hacer un aterrizaje mucho más suave y menos brusco.

Tanto si hemos disfrutado unos días en España como, sobre todo, si hemos cambiado de uso horario, es muy probable que durante el verano hayamos modificado ligeramente nuestros horarios, dando carta blanca a dormir un poco menos por el placer de ver las puestas de sol y disfrutar de las buenas temperaturas que, también por la noche, nos acompañan durante esta época del año. Por eso, si poco a poco vamos normalizando nuestros horarios, nuestro reloj biológico se irá acostumbrando progresivamente y los primeros madrugones para volver a la oficina no resultarán como si nos echaran un jarro de agua fría.

En esta recuperación de los horarios también podemos aplicar medidas de relajación o meditación de manera que nos permitan conciliar mejor el sueño en lugar de dar vueltas en la cama mientras nos obsesionamos por si
nos conseguiremos dormir más pronto que tarde.

Orden en la sala

Seguro que has visto muchas imágenes de espacios cerrados, como oficinas y habitaciones, que te invitan a la calma y al sosiego. La luz, la ausencia de colores estridentes y el empleo de tonos neutros son algunos de sus componentes clave. Pero también el orden: no hay un libro mal colocado o una tulipa de la lámpara no alineada con su posición correcta.

Ahora que has visualizado esta imagen, piensa en el típico cuarto de adolescente, lleno de posters caídos, ropa acumulada en la silla, zapatos por la habitación y un desorden personificado.

¿Cuál de las dos te evoca más para implicarte y arrancar con buen humor y energía? Pues eso mismo pasa con la oficina y tu puesto de trabajo. Nunca es tarde para hacer una limpieza “como Dios manda”, tirar los papeles que nadie lee, tener los bolígrafos justos en el cubilete y ordenar el espacio para que los cables no molesten ni haya elementos innecesarios encima de la mesa. Nota adicional: no vale convertir la taquilla o los cajones en un vertedero.

Si un espacio de trabajo limpio y bien organizado puede ayudar a reducir el estrés y mejorar la concentración, tener este mismo orden mental es crucial para afrontar este nuevo curso con las energías que se requieren.

Bien de manera mental, bien con un lápiz y cuaderno o ayudándote de diversas aplicaciones que existen a tu alcance (sin ir más lejos, el calendario te puede servir para recordarte cumplir plazos), identificar las tareas más importantes y urgentes y ordenarlas según su prioridad es el primer paso para encarar la vuelta a la rutina. Por supuesto, no te olvides de realizar reuniones de equipo para establecer objetivos y motivar a los empleados (especialmente si estos dependen de ti) y dar siempre un feedback positivo cuando sea necesario. El reconocimiento y la valoración del esfuerzo de los empleados ayuda a mantener un buen clima laboral y a fomentar la permanencia en el equipo.

Todo este orden y esta paz empieza también por lo más básico: tu alimentación y tus rutinas personales diarias. Aunque los horarios, la entrega de proyectos, los plazos ajustados y el estrés puedan hacer mella, una de tus prioridades debe ser mantener una buena alimentación (tanto en cantidad como en variedad y frecuencia de la misma). Unos buenos niveles de glucosa y de proteínas te ayudarán a mantener tus constantes vitales de forma saludable.

La práctica de ejercicio diario también es fundamental para estar sano y volver al trabajo con energías renovadas. No se trata de que te apuntes al gimnasio y no lo pises (con suerte) más que una vez a la semana. Se trata de que incorpores pequeños gestos que ayudan más de lo que pensamos: subir por las escaleras en lugar de en ascensor, ir caminando a los sitios (especialmente si están a 20 minutos andando o menos), hacer una pequeña tabla de estiramientos al despertarnos…

Cómo ayudar a tus empleados

Además de poder recomendar estos mismos hábitos y rutinas a tus empleados, si lideras un equipo de trabajo o eres el dueño de un negocio, hay otros pasos que puedes dar para que a tus empleados también les resulte más fácil volver a sus puestos.

Para ello es fundamental que haya una buena comunicación entre todos los empleados, de manera que se puedan detectar y atajar casos de desmotivación o estrés y evitar así el síndrome del empleado quemado. Incluso puedes ofrecer, como parte de ese llamado salario emocional, algún tipo de terapia o acompañamiento, bien para uso profesional, bien para uso personal. Ten en cuenta, además, que empiezan a surgir muchas empresas y startups que ofrecen este tipo de mindfulness y apoyo psicológico de forma remota o con cursos.

Tener unos horarios flexibles, que permitan una buena organización con la vida personal, e incluso la opción de teletrabajar algunas jornadas son también maneras de llevar mejor esa vuelta a la rutina que supone para todos, la llegada del mes de septiembre.

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